Situado en la ciudad de Amman (Jordania) el aeropuerto Queen Alia es un gran ejemplo de edificio bioclimático con un diseño pasivo altamente eficiente. El diseño corrió a cargo del estudio británico Foster + Partners y para su ejecución buscaron inspiración en las tradiciones locales.
Las condiciones climáticas de Amman están marcadas por las elevadas temperaturas y existe una gran diferencia térmica entre el día y la noche, sobretodo en verano. Para hacer frente a esto, el aeropuerto ha sido construido principalmente por hormigón, material que gracias a su elevada masa térmica es un controlador ambiental excelente.
Las cúpulas que forman el techo, de hormigón también, proporcionan sombra a las diferentes fachadas, reduciendo de esta manera la temperatura interior durante el día. Estas cúpulas se ramifican desde una serie de columnas de apoyo, imitando las palmeras del desierto. A la hora de diseñarlas contaron con la colaboración de expertos locales que ayudaron a dotarlas del aspecto vernáculo que lucen.