La albahaca (Ocimum basilicum) es una de las hierbas aromáticas más populares de la cocina mediterránea. Su origen se encuentra en la india y fueron los antiguos griegos y romanos los que la expandieron por todo el continente europeo.

Es una hierba anual caracterizada por sus anchas y carnosas hojas de un intenso verde. Sus flores salen en verano y estas pueden ser blancas o violáceas. La mejor época para plantar esta aromática planta es a mediados de primavera, aunque con unas óptimas condiciones de humedad, temperatura y exposición al sol, es posible cultivarla en el interior de casa durante todo el año.

Para su correcto desarrollo, la albahaca necesita exposición directa al sol, suelos ricos y húmedos, pero es importante evitar el encharcamiento, por ello un buen drenaje es fundamental. Manteniéndola en interior, podemos disfrutar de sus hojas durante todo el año y si la podamos cada 2 o 3 días conseguiremos que desarrolle un espectacular y denso follaje. Las hojas de la albahaca las podemos consumir frescas nada más cortarlas de la planta, pero también podemos conservarlas en la nevera (pocos días), en el congelador o secándolas y guardándolas en frascos de cristal.

Como decíamos al principio, la albahaca es un ingrediente muy popular en la cocina y con ella es posible preparar deliciosos platos como las patatas cajun, pasta o pizza con tomate y albahaca, el pastel de choclo y la célebre sala pesto. En futuras entradas de nuestro blog os enseñaremos a elaborar alguna de estas deliciosas recetas.